CELEBRAMOS LA VIDA DE MADRE JEANNE: UNA FIESTA DE FE, ALEGRÍA Y COMUNIDAD
- Información y Soporte IAE
- 6 nov
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En un ambiente lleno de entusiasmo, gratitud y profundo cariño, nuestra comunidad educativa se reunió en el auditorio escolar para celebrar el nacimiento de Madre Jeanne Chézard de Matel, fundadora de la Congregación del Verbo Encarnado y guía espiritual cuyo legado sigue vivo en cada uno de nuestros corazones. Conmemoramos no solo una fecha histórica —6 de noviembre de 1596, Roanne, Francia— sino la huella que su vida ha dejado en nuestros colegios, en nuestros valores y en la misión de formar niños y jóvenes con amor, servicio y fe encarnada.
Desde tempranas horas de la mañana, se percibía un ambiente especial en el colegio. Los pasillos se llenaron de sonrisas, saludos fraternales y expectativa. Estudiantes, docentes y directivos participaron activamente en la organización y desarrollo de esta celebración que, año con año, nos recuerda la importancia de mirar nuestras raíces para fortalecer nuestro presente y proyectar un futuro lleno de esperanza.
Un Auditorio Lleno de Vida
El auditorio escolar se transformó en un escenario lleno de color, emoción y simbolismo. Un arreglo hermoso de globos en tonos blanco y rojo acompañaba la mesa principal, donde más tarde se colocaría el pastel en honor a Madre Jeanne. Flores frescas, cuidadosamente elegidas, adornaban el frente, aportando calidez y solemnidad a la ocasión. En el centro, una pantalla proyectaba la frase que acompaña nuestra identidad espiritual: “El Verbo Encarnado sea conocido, amado y adorado.”
Al ingresar, nuestros estudiantes ocuparon sus lugares con respeto, pero también con una alegría espontánea y contagiosa. El bullicio previo al inicio del evento se llenaba de risas, conversaciones y miradas curiosas. Muchos niños comentaban entre ellos detalles sobre Madre Jeanne, recordando alguna historia, alguna frase o la imagen que siempre han visto en aulas y salones. Era evidente que su figura les resulta cercana, casi familiar; como si fuera una presencia protectora dentro del colegio.
Recordando a Madre Jeanne: Una Vida al Servicio del Amor Encarnado
Durante la celebración, se recordó que Madre Jeanne vivió en una época en la que la sociedad pasaba por profundos cambios y desafíos. Sin embargo, su corazón estuvo siempre dispuesto a escuchar la llamada de Dios. Fundó la Congregación del Verbo Encarnado con una misión clara: hacer presente el amor de Jesús en el mundo de forma viva, concreta y cercana. Su espiritualidad no era abstracta, sino un llamado constante a actuar, ayudar y servir.
Este mensaje, lejos de ser solo una enseñanza religiosa, es hoy fundamento de nuestro quehacer educativo:
Educar desde el amor
Formar con atención a la dignidad humana
Acompañar con respeto y cercanía
Favorecer el servicio como respuesta a la necesidad del prójimo
Cada maestro, cada alumno, cada familia, es reflejo de esa herencia viva.
Un Momento de Encuentro y Comunidad
La celebración fue guiada con emoción y reverencia por madre Griselda y madre Mayra. Docentes y alumnos participaron en lecturas, cantos y dinámicas que recordaban los momentos más importantes de la vida de Madre Jeanne. Los estudiantes escucharon con atención y muchos seguían el relato con los ojos brillantes, como si las palabras despertaran imágenes en su imaginación: la joven Jeanne en oración, su entrega a Dios, su valentía al enfrentar tiempos difíciles, su ternura al acompañar a quienes más lo necesitaban.
El auditorio se convirtió en un espacio donde la historia se hizo presente. No fue una ceremonia distante, sino un encuentro afectivo con una mujer cuyo ejemplo sigue iluminando nuestra misión.
Jesús y Madre Jeanne: Una Presencia Simbólica que Acompaña
Dos figuras muy queridas acompañaron el escenario: la representación de Jesús con los brazos abiertos y una figura de Madre Jeanne con su hábito característico. Para los niños, estas imágenes no son solo decorativas; representan la ternura, cercanía y accesibilidad de la fe.
Entre los pequeños surgieron gestos de admiración, preguntas curiosas, miradas largas y silenciosas.
Algunos se inclinaban hacia adelante en el asiento, fascinados. Otros sonreían con ingenua alegría. Era evidente que algo muy especial estaba ocurriendo en sus corazones.
La Alegría de Cantar y Compartir
Uno de los momentos más emotivos fue cuando los estudiantes entonaron las mañanitas a Madre Jeanne. Sus voces llenaron el auditorio con una energía luminosa. El canto no solo elevó la celebración espiritual, sino que reforzó el sentido de pertenencia. Cada nota parecía decir: somos parte de algo más grande.
Los docentes, también visiblemente conmovidos, acompañaron con palmas y sonrisas. Y así, la música se convirtió en un puente que unió generaciones y sensibilidades.
El Pastel: Un Símbolo de Celebración Comunitaria
Finalmente, llegó uno de los momentos más esperados: la presentación del pastel. Decorado con cuidado y cariño, representaba la figura de Madre Jeanne con colores suaves y líneas delicadas. Más que un simple postre, era el gesto festivo que coronaba un día lleno de significado.
Cuando se encendieron las velas, el auditorio se silenció. Una emoción serena lo llenó todo. La figura simbólica de Madre Jeanne, realizada en forma de botarga, se acercó al pastel para soplar las velas entre aplausos, risas y luces de emoción en los rostros de todos los presentes.
Los niños aplaudían con entusiasmo; varios se levantaron ligeramente de sus asientos para no perderse ese instante irrepetible. Para ellos, fue como celebrar el cumpleaños de alguien cercano, alguien importante, alguien que sienten parte de su escuela y de sus vidas.

Una Celebración que Permanece en el Corazón
Lo ocurrido este día trasciende la fecha. Más allá del evento, lo que quedará en nuestra memoria son:
las sonrisas de los estudiantes,
la participación comprometida de los docentes,
la presencia cálida de nuestros directivos,
y la certeza de que la misión de Madre Jeanne sigue viva.
Celebrar su nacimiento es reconocer que nuestro colegio es heredero de una obra de amor, una obra que se construye día a día en los pasillos, en las aulas, en los gestos pequeños, en las palabras de aliento, en los esfuerzos compartidos.
Porque educar es encarnar el amor. Y eso es exactamente lo que Madre Jeanne nos enseñó.
Que su legado siga floreciendo
Al finalizar la celebración, niños y maestros salieron del auditorio con un brillo especial en los ojos.
Algunos comentaban lo que más les gustó: la botarga, el pastel, los cantos, la alegría. Otros guardaban silencio reflexivo. Pero todos llevaban consigo el mismo mensaje:
Dios se hace presente en el amor que damos y recibimos.
Que cada día de nuestra vida escolar siga siendo una oportunidad para vivir este llamado.
“El Verbo Encarnado sea conocido, amado y adorado.” Y que Madre Jeanne siga guiando nuestros pasos con ternura y firmeza.








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